jueves, octubre 13, 2005

Hace varios meses, unos cuatro para ser exactos, escribí un minipoemario de siete versos inspirado en una chica con la que solo platiqué una vez, cuyo nombre nunca supe, pero que sonreía cada vez que nos veíamos. No la he vuelto a ver, y el poemario se perdio en la computadora de mi hermano. Pude rescatar esos cinco de (creo) siete versos. El IV me había encantado, pero no recuerdo nada de él.

I
Estoy trabajando en servir como esclavo,
Vivir en tu mundo, memorizar tu sombra.
Saber que piso tus huellas en los jardines
y los pasillos transformando en rutina las letras
de tu rostro, la luz que exhalan tus frases
hasta el dia en que puedas volver la mirada
y reconocer tu imagen en cada sinapsis demi
Pensamiento

II
Y sin embargo sonreiste
y el tiempo cesó sus ritmos
y mis ojos trazaron matices por tu aura
y yo nadé el resto del día entre mares
de incertidumbre.

III
Después que asciende un recuerdo por muros albinos
uno tras otro se enlazan en redes que sin guiones
atrapan pétalos eufóricos que descienden contigo;
y uno tras otro se fusionan alumbrando tus ojos y tu sonrisa
igual que las flores una tras otra forman jardines.
Dama: Tú formas jardines.

V
Algún dia reanimarás el alba
No viviré otro siglo sin mirar el sol

Algún dia reanimarás el alba

VII
Ahora caminas transparente entre la ciudad y tu sombra es dictada por arbotantes. Eres pequeña, mas que un instante, mas que un recuerdo, mas: Nucleo de multitudes y particulas de humo. Hay displiscentes miradas que aterrizan en tus pliegues mientras la estrella en tus pupilas husmea alegre. Junto a tí marchan legiones: Te ignoran. Para ti vuelan serafines: Te tocan. Y no sospechas que en la lejanía de este mundo una de aquellas estatuas cotidianas piensa en tí.

posted by Gael Sabines @ 9:16 p.m.